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Qué es el nivel de pleno empleo

Existen varios conceptos económicos utilizados para explicar de forma clara las diferentes situaciones laborales en las que puede encontrarse un país o región, uno de ellos es el nivel de pleno empleo.

Vamos a definir esta condición y también a explicar los factores que en ella intervienen, ya que estos son temas que te convienen conocer si estás pensando en solicitar un empleo.

Concepto de pleno empleo

El pleno empleo se define como la situación en la que la tasa de demanda laboral coincide con la oferta, de manera tal que todo aspirante a un empleo cuyo salario esté acorde a los precios del mercado, puede acceder a él.

Esta condición de pleno empleo no significa que no habrán desempleados, puesto que siempre va a existir una pequeña población en desempleo friccional o desempleo estructural, dos conceptos que explicaremos más adelante.

Pero en cualquier caso, más allá de estos dos factores, en una situación de pleno empleo se considera que el factor laboral está totalmente ocupado.

Desempleo friccional

El desempleo friccional surge como una consecuencia de las negociaciones entre empleadores y aspirantes a ocupar algún puesto, así que no responde a una falta de oferta laboral.

También se considera en desempleo friccional a aquellas personas que están en proceso de cambiar de trabajo, ya sea en búsqueda de mejores condiciones o respondiendo a factores como el cambio de domicilio o la incapacidad física de realizar alguna actividad específica.

Además, los jóvenes aspirantes a su primer trabajo también se consideran una población en desempleo friccional. Todas las empresas están constantemente en la búsqueda de nuevos empleados y es normal que deban descartar aspirantes.

El desempleo friccional es un concepto a agrupa a esta población que, aunque flotante, se considera en proceso de transición a un nuevo empleo.

Desempleo estructural

La dinámica laboral siempre presenta discrepancias entre las características de los puestos de trabajos y el perfil de los solicitantes; en otras palabras, no cualquier persona está capacitada para ejercer cualquier oficio.

Asimismo, la tecnología y las decisiones empresariales son otros factores que contribuyen al desempleo estructural, que puede definirse como aquel que es producto de un proceso de ajuste en términos de habilidades, localización o automatización.

Por ejemplo, si la empresa XYZ decide mudar sus operaciones a otra ciudad, ya sea por un tema de impuestos o de conveniencia geográfica, sus antiguos trabajadores estarán en una situación de desempleo temporal, hasta que logren tener acceso a nuevos puestos en otras compañías que requieran personal con sus habilidades.

De esta forma se desprende el hecho de que en toda economía siempre existirá una tasa natural de desempleo que responde a factores propios de la dinámica del mercado, pero esto no tiene porqué afectar al nivel pleno de empleo.

Oferta y demanda: los factores del pleno empleo

En la práctica, el equilibrio en el mercado laboral es una condición prácticamente utópica para un Estado.

Tiene que ver con el perfecto acople entre la necesidad generada en las empresas que desean producir cierta cantidad de bienes y servicios de contar con mano de obra, y el número de personas dotadas con las habilidades para ocupar dichos cargos en estas empresas.

Para entender mejor cómo lograr el equilibrio del mercado, es necesario ampliar un poco más los conceptos de demanda de trabajo y oferta laboral.

La demanda de trabajo

La demanda de trabajo es un factor productivo que es derivado, esto quiere decir que dependerá de las decisiones de las empresas de producir bienes para ofrecerlos en ciertos mercados.

La necesidad de adquirir fuerza laboral, irá atada a la cantidad y naturaleza de los bienes y servicios que dicha empresa quiera producir, siempre pensando en generar dividendos como resultado de sus actividades.

Debido a este último factor, las empresas no pueden contratar un número ilimitado  de empleados, haciendo que los puestos laborales en el mercado siempre sean finitos, lo que abre paso a la competencia laboral y al concepto de oferta de trabajo.

La oferta de trabajo

La oferta de trabajo está determinado por tres factores, ellos son el tamaño de la población, la cantidad de individuos dentro de esa población con deseos de trabajar y el número de horas que cada uno de ellos está dispuesto a trabajar.

Todos estos factores dependen de muchas variables sociales, personales y de diversa índole, la mayoría de ellas ajenas a un aspecto netamente económico, pero si se quiere generalizar, se puede decir que la oferta es directamente proporcional al salario.

Es decir, mientras más alta sea la remuneración económica ofrecida, más alto será el segmento de la población que esté dispuesto a trabajar una mayor cantidad de horas.

El equilibrio en el mercado laboral

En el mercado laboral el equilibrio es alcanzado cuando oferta y demanda coinciden, desestimando los factores de desempleo friccional y estructural explicados previamente.

Para que este equilibrio pueda darse, el salario debe tener un valor promedio que todos los aspirantes a puestos laborales estén dispuestos a recibir. Y por supuesto, este salario es estimado por la libre acción de la oferta y la demanda.

El pleno empleo para los Estados

Cualquier país sueña con alcanzar un nivel de pleno empleo, ya que esto aseguraría el bienestar de todos los ciudadanos y, por ende, índices bajos de factores como pobreza, inseguridad e infelicidad colectiva.

Sin embargo, existen distintos enfoques sobre cómo las naciones deben actuar para cumplir con este objetivo.

La corriente del Keynesianismo plantea que el Estado tiene la obligación de intervenir en el mercado en épocas difíciles, creando políticas públicas que generen fuentes de empleo y que ayuden a reimpulsar la economía y el bienestar social.

Asimismo, el Keynesianismo no cree en que la oferta y la demanda puedan actuar libremente y regular el mercado laboral de forma natural.

Una visión totalmente opuesta es la que plantea el liberalismo, quien asegura que la única participación del Estado debe ser creando un marco jurídico que proteja a ambas partes por igual y que allane el camino e incentive la actividad comercial de carácter privado.

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